2002

Las añadas se suceden y se distinguen unas de otras. 2002 quedará en las memorias como una añada difícil, marcada por un cielo cubierto de nubes durante las vendimias que, si bien fueron tempranas en 2001, fueron muy tardías este año. Cielos de antología, pero también muchas preguntas y dudas, para esta que merece ser llamada nuestra primera añada difícil.

Retrocediendo en el tiempo, fue apasionante y aprendimos muchísimo.

El respeto absoluto que sentimos por las viñas viejas, plantadas en una parcela de 1,50 x 1,50, nos decide a comprar un portaaperos hidrostático de oruga que permite arar prácticamente en todas partes. Esencial, ese año, ya que permitirá evacuar mejor el agua de los suelos cultivados. A medida que avanza el otoño, siete de nosotros tendremos que controlar, una y otra vez, las quince hectáreas cultivadas para limpiar cada planta hasta el 28 de octubre.

Vinos magníficos, frescos y maduros a la vez, que mostrarán sus verdaderas cualidades durante el añejamiento. Adquirimos un pequeño grupo de frío para la bodega, así que no tendremos que volver a bombear agua del lavadero. Es el fin de una época.