2008

El año «hermana Ana», esperando el agua que nunca llegó, como en Barba Azul. Invierno benigno, seco, pero con pequeñas tormentas primaverales perfectas para acompañar el desborre. Hermosa formación de racimos. Y luego, cuatro meses de sequía. Hubo 15 o 20 cielos grises, plomizos, listos para estallar, durante el verano. Pero lluvia, no, a pesar de nuestros deseos, nuestras invocaciones, nuestras danzas y cantos… Las viñas, sin embargo, se mantuvieron verdes, incluso en pleno verano, gracias a la llegada de vientos marítimos. Como «la boa del Principito que había tragado un elefante», tratamos de integrar el Mas de la Chique con sus 15 000 olivos y sus viñas abandonados. El 11 de septiembre, cayeron lluvias divinas que hicieron revivir las viñas sedientas y pudimos cosechar uvas relucientes, negras como el ébano. Vinificamos sin problemas, vinos sensuales a pesar de tener taninos muy presentes. Primera cosecha de nuestra nueva cuvée de Cabernet Franc, «un faune avec son fifre sous les oliviers sauvages» («un fauno con su pífano debajo de los olivos silvestres»). Las 849 botellas se agotan en cinco días. En la etiqueta, el fauno crecerá con nosotros, año tras año. Cosecha minúscula de aceitunas verdes y estupendas «Lucques» negras.