2013

Invierno atroz. Frío, gris. Tres lluvias enormes, con dos meses de diferencia, ponen en jaque nuestros planes de siembra. Abordamos la rehabilitación de una ladera extrema con la excéntrica idea de plantar… Pinot Noir. El desbroce, el desfonde, todo ha sido arrastrado tres veces, pero el agua nos indica hacia dónde quiere ir y dónde debemos respetar sus deseos. La esperanza se mezcla con el miedo, porque sé que en diez años quizás tengamos que arrancar, por falta de resultados.

Primavera glacial. Corrimiento histórico en la garnacha, especialmente en las parcelas más tardías, a 400 metros de altitud, podadas tarde. A continuación, perfectas condiciones, salvo para quienes habían descuidado el famoso «cobre del 15 de agosto» que permite evitar el mildiu del mosaico y, por tanto, cosechar en la madurez. Con quince días de retraso, finalmente el 28 de octubre, fecha en la que terminaban las generaciones anteriores.

Una añada para envejecer, gloriosa en todo Languedoc-Rosellón, donde se producirán algunos de los mejores vinos franceses. Se decide embotellar una cantidad desmesurada de jeroboam para las generaciones futuras. En el caso de Clos des Fées, una magnífica cariñena compensará el déficit de garnacha. Encantador desde el principio, sobre pimienta negra, especias, mermelada de frambuesa, final de regaliz, complejo sin duda debido a un mes de septiembre particularmente frío.